POLÍTICA A DIARIO

Humberto ‘Cacho’ Angulo

¿Quién ordenó la muerte de Colosio?

Cuando mí, entonces compadre FAUSTINO FÉLIX ESCALANTE, me pidió que acompañara a mi amigo MARIO RIVAS HERNÁNDEZ, en lo que sería el cubrir la campaña presidencial del candidato priista LUIS DONALDO COLOSIO MURRIETA, me agradó la idea, pues no le había aceptado una invitación de integrarme a despachar como funcionario, dentro de su administración municipal, como alcalde de Cajeme.

El día del inicio de la campaña, viajamos a la Ciudad de México, donde nos recibió el chofer del político sonorense, JOSÉ ENCARNACIÓN ALFARO CÁZARES a quien junto con su hermano FILIBERTO, le había presentado al columnista político de esa casa editorial de Periódicos Sonorenses. Después de tomar unos alimentos por la mañana el propio PEPECHÓN, le ordenó a su chofer nos trasladara al estado de San Luis Potosí, esto en un pequeño municipio, donde aún sin acreditarnos como comunicadores en esta campaña, se nos permitió abordar el autobús de los periodistas.

Ahí me lleve mi primera sorpresa, cuando los camiones se detuvieron en plena carretera a fin de que el candidato LUIS DONALDO COLOSIO, subiera al autobús de los comunicadores, donde una parte de ellos le aplaudieron ese detalle, mientras otros lo abuchean. Sin razón aparente, claro más adelante descubrimos que quienes no le querían en especial reporteros gráficos gritaban COLOSIO NO, CAMACHO SÍ. Ahí mismo nos sorprendió cuando al bajar del transporte, se le acercó un grupo de indígenas de esa región con algunos pequeños reptiles en las manos y el candidato preguntó ¿Por qué esa gente vendía esas mascotas? Se le dijo que no eran mascotas y que esos animales se los comían. Algunos camaleones, lagartijas y algún tipo de culebra o víbora.

En la fronteriza ciudad Juárez, Chihuahua, a muy pocos comunicadores nos llevaron a una colonia muy pobre, aunque más que colonia parecía invasión, ahí muy cerca de una parte del Río Bravo. Donde un adulto mayor, se le quedaba viendo al candidato y al parecer le tenía nervioso, ahí el sonorense le cuestionó qué por qué se le quedaba viendo y no participaba con alguna pregunta, este señor le dijo, porque todos ustedes son iguales, solo nos visitan cuando nos vienen a pedir el voto, y aparentemente se llevan todas nuestras necesidades y jamás regresan. El candidato se quedó mudo por unos instantes y no encontraba palabras para dar respuesta a lo que el viejito le decía.

Cuando hicimos nuestro arribo a la ciudad de Tijuana, se nos dijo que había dos autobuses para trasladarnos, uno con destino al hotel y el otro con destino a un centro comercial de San Diego, ahí en California. La gran mayoría de los comunicadores se fueron como lo quisieron. En esa gira era la primera que el candidato se trasladaba en un vuelo privado en una aeronave chica, mientras nosotros habíamos viajado de la Paz, Baja California Sur, a Tijuana en otro vuelo chárter, en un avión grande de línea, exclusivo para prensa e invitados.

Mientras nuestro avión se colocó junto a todos los demás aviones de línea, el del candidato se colocó en una parte muy cerca de una salida posterior, donde por primera vez, no le esperaron los guardias militares que comandaba un señor DE LA SOTA, se decía que era un militar retirado, que comandaba un grupo de soldados que vestían de civiles y le custodiaban del avión a su automóvil, que acostumbraba a manejar. Por primera ocasión asistieron funcionarios del Gobierno del Estado, legisladores e incluso algunos policías federales a cargo del administrador del aeropuerto. Quien decidía quién ingresaba y quién no.  Poco más de media hora, duró en avanzar unos veinte metros entre el tumulto de gente, sin que nadie le protegiera, lo que le tenía bastante molesto al candidato tricolor.

No había transporte para los medios nacionales y los pocos que ahí nos encontrábamos subimos con la prensa del municipio de Tijuana y algunos corresponsales de medios nacionales. De repente un freno violento de toda la comitiva, una serie de Suburban, se habían metido en la comitiva por la fuerza, estos comandados por el comandante de la judicial federal de ese estado. Quien casualmente era un policía cajemense.

Al hacer nuestro arribo a Lomas Taurinas, había un pleito entre dos pandillas aparentemente de esa colonia. Unos, de ellos con letreros dirigidos a COLOSIO, donde le advertían que CAMACHO lo observaba y otros más agresivos. Una vez que se calmaron los ánimos el abanderado tricolor decidió continuar en el evento. Ahí mi amigo MARIO RIVAS, tomó la decisión de abandonar el lugar para trasladarse en taxi al hotel donde nos hospedaríamos.

Al finalizar el evento y en el trayecto del presídium a su automóvil, fue atacado por un MARIO ABURTO, de quien se dice le dio dos balazos, en lo personal solo le vi, el impacto de la cabeza, el que finalmente le provocó la muerte. Me tocó ver llorar a su jefe de escoltas, el general DOMIRO GARCÍA, ahí en las puertas del hospital de Tijuana, después de anunciar su fallecimiento.

Nos trasladaron de nuevo en la madrugada de Tijuana a la Ciudad de México, se nos dijo que nos revisarían todo nuestro equipaje, sin entregárnoslo a nuestro arribo a la CDMX, pues seguirían revisándolo. Se llevó el cuerpo a preparar a la funeraria Gayosso, donde se dieron algunos detalles entre el Lic. Camacho, y la familia. CAMACHO SOLÍS quien había hablado con el candidato, un día anterior para decirle que renunciaba a sus aspiraciones de ser candidato a la Presidencia de la República en este proceso electoral y que se ponía a sus órdenes para apoyarlo en lo que necesitara. Lo anterior fue en el trayecto de Mazatlán a Culiacán, lo que puso muy feliz a LUIS DONALDO y en el hotel ejecutivo de esta ciudad, COLOSIO nos dio detalles de la llamada y casualmente el día siguiente fue asesinado.

Un periodista de Tijuana, escribe un libro, en el cual nos explica que el general DOMIRO GARCÍA, se había encerrado por semanas muy deprimido, lo que fue falso, pues yo le vi en el aeropuerto de la CDMX y el aeropuerto de la ciudad de Guadalajara, junto al presidente CARLOS SALINAS, quien inauguraba las ampliaciones de ambos puertos aéreos. Pretendí saludar al general y su equipo, sin éxito pues a pesar de que convivimos casi a diario por tres meses, estos fingieron no conocerme o al menos ese es el protocolo en el servicio cuando andan cumpliendo alguna comisión, como era el caso. Después resultaron algunas versiones de que se había cambiado al joven ABURTO, que se le había interrogado bajo un puente en las playas de Tijuana, que el procurador en esos momentos sinaloense, y un gobernador lo habían trasladado en vuelo a la ciudad de México, junto a un jefe de su escolta al que se le llamó el cuarto pasajero y mil versiones más.

Lo real es que fueron asesinando a todos los protagonistas en esta investigación, abogados, policías, hasta el delegado de Gobernación en esa entidad desapareció. En fin 29 años y aún se habla de dos versiones del asesino solitario MARIO ABURTO y la versión que nos da Netflix, de que atrás estaba un hermano del presidente de México y su coordinador de asesores, sin el conocimiento del propio mandatario nacional.

En fin, grandes crímenes con mayor antigüedad en los Estados Unidos, nunca han terminado de aclararse y se dice que se continúan investigando.

Dejamos en nuestros papeles de trabajo, la reunión de la CONAGO en OAXACA y la de AMLO con un funcionario estadounidense, el cambio del coordinador de los senadores priistas, así como la aparición del asesino de los padres jesuitas en el estado de Chihuahua, hace siete meses, que fue encontrado el cadáver del apodado ‘CHUECO’, en el estado de Sinaloa, ahí muy cerca de los límites con Sonora, cuerpo entregado a las autoridades de Chihuahua, a pesar de que estuvo en una funeraria de Los Mochis, Sinaloa, esto según las versiones de los medios de comunicación…

La reflexión del día de hoy: “QUE NUESTRO VALOR SEA MÁS GRANDE QUE NUESTRO MIEDO Y NUESTRA ESPERANZA TAN NOBLE COMO NUESTRA ESPERANZA”.

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